viernes, 22 de marzo de 2013

Radares, "Pegasus" y otras formas de matar.

Ayer presentó la DGT su nueva herramienta de caza, Pegasus, un helicóptero dotado de tecnología capaz de detectar y registrar la velocidad de un vehículo distante hasta un kilómetro, y tramitar la correspondiente denuncia.

Medios de comunicación y algún que otro personaje público se hacen eco de la noticia, unos con más satisfacción que otros. Me sorprenden las opiniones que tildan este dispositivo como herramienta de recaudación, criticando incluso su coste.

¿Cuánto vale una vida humana?

Lo digo por que llevo conduciendo prácticamente a diario desde hace dieciocho años y no me han puesto ni una sola sanción por exceso de velocidad, ni por cualquier otra infracción. No me ha pillado ningún radar en todo este tiempo, y como no me considero una persona con más suerte que cualquier otro individuo entiendo que ha sido por respetar los límites.

En cambio, tengo el culo pelao de ver conducciones irresponsables, adelantamientos temerarios, velocidades inadecuadas... Y disfruto cada vez que alguno de estos cafres cae en manos de la Guardia Civil.

Hay muchas víctimas de accidentes de tráfico que han fallecido sin que nadie haya cometido ninguna infracción ni imprudencia que provocase el accidente. No hace falta cometer infracciones para que ocurra un accidente, por cuanto creo necesaria la persecución de conductas que sí pueden provocar estas desgracias.

Bienvenido sea Pegasus, yo estoy muy tranquilo con su presencia sobre nuestras cabezas.

A quien le moleste: que reflexione sobre su forma de conducir, su respeto a los demás y los riesgos que está provocando para sí y para el resto de usuarios de las vías públicas.

A quien cace infringiendo alguna norma: que se joda.