jueves, 5 de mayo de 2011

A votar...


Sí, vale, pero ¿a quién?.
Este año, perdida toda esperanza en la clase política, de cualquier índole y con peor sensación cuanto más amplio en su ámbito de actuación, creo que voy a cambiar mi actitud a la hora de elegir a quien voto.
Reconozco que lo que se merecen algunos candidatos, de hecho casi todos, es que en la urna les metamos un vale por un bollu preñáu, con botella de vino incluida. Perderíamos el tiempo, pasaríamos a formar parte del conjunto de votos nulos que seguramente estén llenos de ocurrencias parecidas.
Otra opción es el voto en blanco, pero no tengo muy claro que se contabilice por separado, ni a quién beneficia; seguramente a la fuerza más votada, con lo cual... va a ser que no.
La última que se me ocurría es la abstención. Esta sí que les jode, en una abstención los partidos “de toda la vida” ven un voto perdido.
Pero este año tengo un escenario distinto, ¡y no lo digo por Cascos! Que parece que en Asturias sólo se presenta él... y reconozco que me da un poco de miedo lo que pueda/quiera hacer este hombre.
Este año hay una lista (no digo cual, el voto es secreto, jejeje) en la que figuran dos personas que conozco, y a quienes tengo por gente sensata, honrada y trabajadora. Y eso que a una de ellas hace años que no me la encuentro, pero en aquel entonces sí encajaba en el perfil que comento.
Así que este año votaré con la esperanza de que algo cambie, alguien se preocupe por los problemas de Asturias (y de los asturianos), de Oviedo y sus pueblos y barrios... y dejen de tocarse los huevos, hacer caja y preparase una pronta y solvente “jubilación”, que viene a ser el concepto que tengo de los cargos electos en los últimos tiempos.
A ver en qué queda la cosa...