viernes, 22 de marzo de 2013

Radares, "Pegasus" y otras formas de matar.

Ayer presentó la DGT su nueva herramienta de caza, Pegasus, un helicóptero dotado de tecnología capaz de detectar y registrar la velocidad de un vehículo distante hasta un kilómetro, y tramitar la correspondiente denuncia.

Medios de comunicación y algún que otro personaje público se hacen eco de la noticia, unos con más satisfacción que otros. Me sorprenden las opiniones que tildan este dispositivo como herramienta de recaudación, criticando incluso su coste.

¿Cuánto vale una vida humana?

Lo digo por que llevo conduciendo prácticamente a diario desde hace dieciocho años y no me han puesto ni una sola sanción por exceso de velocidad, ni por cualquier otra infracción. No me ha pillado ningún radar en todo este tiempo, y como no me considero una persona con más suerte que cualquier otro individuo entiendo que ha sido por respetar los límites.

En cambio, tengo el culo pelao de ver conducciones irresponsables, adelantamientos temerarios, velocidades inadecuadas... Y disfruto cada vez que alguno de estos cafres cae en manos de la Guardia Civil.

Hay muchas víctimas de accidentes de tráfico que han fallecido sin que nadie haya cometido ninguna infracción ni imprudencia que provocase el accidente. No hace falta cometer infracciones para que ocurra un accidente, por cuanto creo necesaria la persecución de conductas que sí pueden provocar estas desgracias.

Bienvenido sea Pegasus, yo estoy muy tranquilo con su presencia sobre nuestras cabezas.

A quien le moleste: que reflexione sobre su forma de conducir, su respeto a los demás y los riesgos que está provocando para sí y para el resto de usuarios de las vías públicas.

A quien cace infringiendo alguna norma: que se joda.

martes, 19 de marzo de 2013

Más de dos siglos luchando y dando vida.

General Elorza
La Fábrica de Armas de Trubia lleva en pie desde 1794; en aquella época se consideró que el lugar idóneo para la construcción de una fábrica de estas caracteríscas era Trubia, por lo cerrado del valle que facilitaría su defensa y la proximidad de agua y otras materias primas.

Desde entonces hasta hoy, la Fábrica de Armas vivió momentos buenos y malos; en su seno se formaron los mejores obreros de España, en su afamada Escuela de Aprendices creada en 1850 siendo director de la Fábrica el general Elorza.

Mi infancia, vinculada a la Fábrica como la de tantos trubiecos (hijos y nietos de obreros "cañoneros"), hace que tenga la memoria llena de recuerdos y numerosas etapas, unas mejores que otras, pero ninguna tan crítica como la que vivimos estos días. Aquellos años en que "el pito" de la Fábrica regulaba el inicio y fin de los turnos, audible en todo el pueblo, épocas más conflictivas con duras reestructuraciones, hasta estos días en que la "empresa" planea su desmantelamiento; no hay un sólo día en la vida de un trubieco que no venga marcado por nuestra Fábrica de Armas.

Con trece años me llevaron a vivir a Oviedo, y cuento casi treinta y siete. Viví más años fuera que en Trubia y, aún así, o por eso mismo, me siento cada día más cascarillero. Una de las cosas que más me enorgullece es haberme casado en la Capilla de la Fábrica de Armas de Trubia, junto al taller de Carros, donde tantos años trabajaron mi abuelo y mi padre.

Se nos acaba el tiempo, quienes pueden influir en la decisión de desmantelar la Fábrica de Trubia miran para otro lado; dentro de poco pagarán en las urnas su traición a nuestro pueblo, a nuestra industria.

Pero no podemos esperar a que les llegue su hora, la hora de la Fábrica es ésta. Hemos de estar más unidos que nunca por el futuro de nuestra industria más querida, la industria que hizo que Trubia estuviera en el mapa de las factorías más prestigiosas, la industria que ha hecho de Trubia lo que actualmente es.

Estos días tenemos la oportunidad de apoyar a los trabajadores de la Fábrica de Armas de Trubia, de unirnos a ellos y ser, todos juntos, un sólo grito. Que sientan el apoyo de sus amigos, de sus vecinos, sus familiares y los de todos aquellos que con su trabajo están vivos en la historia de la Fábrica de Armas de Trubia.

Trubia no se rinde. Trubia no se cierra.

jueves, 14 de marzo de 2013

De ladrones y otros políticos

Dicen las encuestas, seguramente mientan pero es lo que hay, que el 77% de los españoles consideramos que la situación política de España es mala o muy mala.

Es fácil interpretar este dato, sobretodo si tenemos en cuenta que el ministro mejor valorado (Arias Cañete) obtiene una nota media de 3.34 sobre 10.

El problema viene cuando reconocemos que no confiamos en Rajoy el 83% de los españoles y en Rubalcaba un 88%. No nos gusta el que está ni queremos al que espera estar. Por esto, casi un 40% de los ciudadanos no tiene pensado ir a votar en unas próximas elecciones, o no sabe a quien hacerlo, que viene a ser poco más o menos lo mismo.

Estamos hartos de tanto chorizo, de tanta acusación cruzada para ver quién es más corrupto, quién nos roba más o durante más tiempo.

Estamos hartos de ver la impunidad con que la clase política mete la mano en la caja, y hemos de darnos con un canto en los dientes al no ser conscientes de la ingente cantidad de dinero que se va en administraciones locales en pequeños contratos, fraccionados para no llegar al máximo legal y evitar concursos públicos. Una empresa conseguirá contratar con algunos ayuntamientos siempre que consiga "caer bien" a las agrupaciones locales o autonómicas de éstos; y formas de "caer bien" por desgracia hay muchas. Legales hay menos.

Y ya que hablo de las autonomías, un 71% de los españoles considera que España está bien como está, con menos competencias autonómicas, o sin autonomías y un gobierno central al cargo de todo... Pero la casta corrupta nos tira el caramelo de las autodeterminaciones, consultas y demás porquerías para que olvidemos que cada día hay un político que nos roba con total impunidad: dietas inmerecidas, comisiones, enchufismos, tráfico de influencias...

La culpa es nuestra, nos contentamos con decir o escuchar aquello de "y tú más". Mientras el paro sube, la situación empeora, los recursos sociales desaparecen, la corrupción no se persigue, se indulta a delincuentes amiguetes... vivimos en un país que prefiere criticar a un Papa que ni siquiera conoce, declarándose en un 77% creyente.

Tenemos lo que merecemos. Cuanto primero lo tengamos asumido mejor.

Idolatramos a verdaderos hijos de puta que no quieren más que enriquecerse a costa de la política. Y nos engañamos pensando que la alternativa es peor.

La alternativa es tirarlos al mar, y no creo que sea peor si los tiramos desnudos (para no contaminar).